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Diferencias en la evolución del movimiento modernista

  • Young & Rubicam
  • 19 feb 2016
  • 2 Min. de lectura

Los dos carteles seleccionados pertenecen a la era del modernismo publicitario. Sin embargo, ambos presentan muchas diferencias ya que uno pertenece a principios de dicha época, mientras que el otro se realiza a finales con cualidades estilísticas más desarrolladas.


En primer lugar, lo más relevante desde nuestro punto de vista son las diferencias que presentan ambos carteles respecto a sus objetivos de comunicación. En el cartel publicitario de chocolates Amatller que pertenece a principios del modernismo, la principal función es informar. Es decir, trata de presentar el producto a un público objetivo además de memorar el centenario de la marca. Sin embargo, el segundo cartel publicitario correspondiente a finales del movimiento modernista. Este no deja atrás la función informativa pero va más allá tratando de persuadir a través de los recursos gráficos.

Otro aspecto a comparar es la tipografía.


A finales del modernismo toma importancia la simplificación los tipos de imprenta. Es decir, el cartel de chocolates Amatller utiliza unas letras más enrevesadas y difíciles de leer. En cambio del de Cognac es más simplista y trata de trasmitir una limpieza con su tipografía teniendo presente la legibilidad y visibilidad, por lo que busca la sencillez unida a la facilidad.


Unido al tema de la tipografía, el modernismo sufre una evolución en cuanto a la estructura del cartel. A comienzos del movimiento el objetivo es adornar la marca usando propuestas artísticas que rellenen y decoren tanto productos como marcas. Sin embargo, el modernismo finaliza tratando de simplificar las piezas buscando una simplificación formal y conceptual. Esta evolución se observa claramente en ambos carteles. Chocolates Amatller recarga al máximo la imagen con muchos detalles, a diferencia del cartel de Cognac Monnet que es mucho más claro.


Respecto a la parte gráfica, todos los carteles publicitarios modernistas ensalzan la figura femenina como signo cultural, ya que esta puede reflejar sensualidad, erotismo o éxito burgués. Como muestra el cartel de Alfons Mucha, la figura principal es una mujer tomada como propuesta artística antigua (del mundo mitológico) que es adornada con multitud de curvas y detalles para terminar creando una figura moderna. Por otro lado, el cartel de Cappiello, trata de crear una figura ficticia que se relacione de forma directa con la marca.


Este recurso era muy necesario en la época ya que la mayoría de la población no sabía leer y necesitaba conocer una figura para poder identificar la marca sin ni siquiera leerla.


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© 1923, Young & Rubicam

New York, Estados Unidos

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